LO QUE LA MAREA NOS CUENTA
Por: Walter Steven Villabon
Aislados es un documental que le muestra al mundo a Santa Cruz del Islote (una isla artificial ubicada en el archipiélago de Bernardo en el Departamento de Bolívar), perfecto para el tema del festival en este año: ambiente y sostenibilidad.
Lo que vemos a simple vista
¿Qué significa estar aislado según el documental? Es estar lejos, en medio de la arena, el mar y la soledad. Y esta es una noción que se crea a partir de lo que se ve en la isla, de que los habitantes estuvieron apartados del mundo y hoy en día no lo están.
Es que la primera imagen que se ve en el documental, es olas de basura en el mar, haciendo pensar así que esta producción es una apuesta política, pero es al contrario. Es una muestra de lo que es vivir en el océano y en comunidad. Lo que sí hay es un tema ambiental, porque los desperdicios no pertenecen a ellos, estos llegan por las corrientes marítimas, pero el motivo del que sean las primeras imágenes es para dar a conocer que su existencia es con el mar, los peces, el movimiento del agua y lo que llega. Esto más que una denuncia, es una mirada sobre el agua, sobre el cómo se habita en ella y una señal de alerta para los seres humanos.
La necesidad de contar historias
La película comienza a grabarse desde el momento en que se llega a la isla en lancha y surgen las dudas de “¿cómo vive esta gente?” y salen a flote muchos prejuicios a partir de esto. Pero también esa noción cambia al ver a la comunidad y se lleva a realizar una reflexión audiovisual y una mirada metafórica. El desarrollo de la película pasa a ser algo de la directora a algo que se realiza con los habitantes de la isla, un trabajo en grupo en el que se le pregunta a ellos qué se quiere mostrar. La solución a este dilema, además de dialogarlo con los isleños, fue dar talleres, ofrecer algo, hablar de cine, de música, de fotografía.
Al final, quienes narran el documental son ellos, que también se preguntaban cosas, se cuestionaban y se invitaba a dejar de pensarse cómo era la vida en una ciudad a una vida en una isla. Y que como ahora en la entrevista, siguen vigentes.
Un lugar único en el planeta
Antes de ser lo que es hoy en día, era una protuberancia de tierra en la que un día unos pescadores que salían de Cartagena empezaron a habitar la zona después de la abolición de la esclavitud y que se volvió un espacio que, según Marcela, “era bastante práctico para ranchar” y de ahí comenzaron a colocar palos para crear sus hogares. Esta es la segunda isla más poblada del mundo y con la que se evidencia una “metáfora del mundo”, un pedazo de tierra en donde uno puede ver todas las problemáticas de la sociedad: falta de recursos, sobrepoblación, escasez de agua potable, pero que lleva a tener una reflexión mayor: vivir en una isla para la gente del continente, de la ciudad puede identificarse como si se estuviese “aislado”, pero la gente de la isla ve todo esto distinto, ellos saben que la tierra es su sitio donde duermen, pero que el mar también forma parte de su territorio, navegan en él como si fuesen las calles y van a otras islas.
Este documental no idealiza, plasma lo bueno y lo malo, lo que un día fue y ya no. “Más que una oda a la resistencia, es una oda a esa capacidad del ser humano de inventar, de transformarse, adaptarse, de encontrar una forma de habitar, de estar feliz desde las necesidades que se tengan y las libertades de la gente teniendo en cuenta todos sus problemas por resolver”, comparte Marcela como reflexión de esta charla.
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“NO APRENDÍ HACER ACTIVISMO EN LA ACADEMIA, LO APRENDÍ EN LA PRÁCTICA”
Por: Juan Sebastián Arias Palomá
La decimo sexta versión del Festival de cine de Neiva Cinexcusa, nuevamente, levanta el telón escénico de una coyuntura álgida y ancestral. El ambiente es el foco para los reflectores, por la mirada aguda, en propiedad y consciente de Francia Márquez Mina. Lectura ambiental y social que estuvo tras bambalinas por décadas; sucumbida en ostracismo y segregación, permitiendo el auspicio del extractivismo en los territorios, que ahora Cinexcusa proyecta en sus pantallas.
Mujer afro en luchas ambientales y sociales
Justifica Francia Márquez que, para entender y reparar el machismo y racismo sistemático, debemos tener una visión desde lo colectivo, comunitario y social. No sirve luchar por los derechos de unos, si desconocemos los de otros. Asimismo, acentuó en construir una casa común habitada por la “familia extensa”. Aquella donde el todas, todos y todes viven en igualdad de condiciones.
Con voz serena y frunciendo la mirada hacia la cámara, Francia recordó su pasado doméstico donde protagonizó la humillante tercerización laboral, sumando a la extensa lista de violencia, la ignominia que padecen la mayoría de mujeres étnicas y rurales.
Acto que, retornó a Francia a la siembra de yuca. Descartando la mirada obtusa de que las ciudades son sinónimo de civilización, encarnando la lucha principal del siglo XXI contra el patriarcado colonialista. Haciendo intrínseca la reivindicación del trabajo comunitario y ambiental, “aunque venga en empaque de plástico, no es fuente de vida”, dijo Francia Márquez para redondear
El sistema capitalista oscureció la mirada de lo obvio pero fundamental. Nos llevó a desconocer lo trascendente del cultivo orgánico, la preservación del agua y el cuidado del oxígeno sobre los ecosistemas. La industria y el mercado tienen que entender que, sin los recursos naturales, la economía no es más que alaraca. En Colombia, por ejemplo, cómo es posible que con tanta biodiversidad no producimos lo que nos comemos.
Soy porque somos
El activismo ambiental nace desde que una madre ve a su hijo con hambre; y cuidar la casa grande radica en que todos vivamos en óptimas condiciones. Porque de manera directa o indirecta, todos y todas tenemos responsabilidad por la crisis ambiental.
Ya Mandela lo dijo con su Ubuntu, “soy porque somos”. Fuerza en procura de emancipar las libertades raciales, de género, ambientales y sociales para todos los seres vivos huéspedes de la pacha mama.
Así, culminando su magistral intervención, despide con pronunciada sonrisa a toda la comunidad del Cinexcusa. Para Francia Márquez Mina, un abrazo ancestral.
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¿QUÉ ES EL SENDERO DE LA ANACONDA?: UN PARAÍSO
Por: Walter Steven Villabón Trujillo
Todo surge en un café hablando de la selva. Rodeado de personajes como el antropólogo Wade Davis y el escritor Hector Abad Faciolence se iba dando la idea de que El sendero de la anaconda se relacionaba con el agua, el nacimiento y la generación de vida, en donde Davis hablaba de aquel camino que comenzaba desde los Andes hasta el Pacífico. Un sendero donde “todo nace”. Esto se convirtió en un “rivermovie” y sale de la necesidad de mostrarle al público un recorrido difícil de lograr.
Sobre este punto de partida, esta semilla que germinó en película hablaron el cineasta colombiano Alessandro Angulo y el crítico de cine Augusto Bernal.
“Un mundo en el que los exploradores no existen porque todo está explorado”
En ese mundo existe Martin von Hildebrand, alguien que nunca permitió que el éxito se le subiese a la cabeza metiéndose 50 años en el Amazonas, sacando proyectos impensables, manteniéndose allá y siendo capaz de recoger toda la información posible de las etnias, sin perder el sentido social y humano de los personajes con los que se ha relacionado.
Esa esencia de la exploración fue lo que llevó que en un vuelo de Satena, desde el cielo se viese ese “estadio natural” y que Martín se metiese a la selva a buscar esa estructura con un compañero indígena por meses sin nada que comer y beber, hasta que se encontraron con su “puerta” y lo enorme que era esta montaña, del tamaño de Monserrate, con un hueco en todo su centro, donde se veía pura selva y naciesen dos ríos, uno de ellos el Apaporis.
El respeto por lo nuestro
Los indígenas de la región vienen cuidando ese territorio por años, no se habló mucho sobre los minerales que se encontraban ahí, pero una minera canadiense intentó sacar oro de una cascada sagrada. Lo que el documental hizo fue “contar una realidad” que no se conocía y acabando con esa noción de que el colombiano no respeta las cosas.
El Sendero de la Anaconda sirvió para mostrarle a los colombianos esa “Colombia que no conocían” y permitió que este se volviera “el documental colombiano más visto en la historia”, logrando que en Netflix tuviese un buen impacto.
No solo esto, la relación con las comunidades fue muy buena, estas percibían que se quería contar la historia de ellos. Y por eso, para Alessandro Angulo, si no hubiese sido documentalista, seguiría siendo director. Porque en el set él podría estar ahí, “contando historias” y puede decir que si el paraíso existe, existe allá, porque la definición de “paraíso” es ese lugar donde “Uno pueda estar bien”.
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La lucha social se gesta movilizando emociones
Por: Juan Sebastián Arias Palomá
“Entender el equilibrio natural del planeta es clave desde la óptica de género, ya que la variable de raza, etnia y origen nacional conlleva a una identidad compuesta y diversa que estimula la conducta cuidadora y defensora de la mujer combatiente en situaciones adversas, como por ejemplo las mujeres indígenas de la Guajira en su lucha constante con Cerrejón”, menciona Vanessa Daza Castillo, abogada ambiental y columnista en DeJusticia.
En la conversación Sol Cortés, trabajadora social con estudios en perspectiva de género y moderadora del espacio, dardea que décadas atrás, el capitalismo y patriarcado han necesitado el uno del otro para mantenerse y reproducirse. En consonancia con los modelos económicos históricamente imperantes como el feudalismo y su apalancamiento con el hombre blanco occidental.
Estos sistemas económicos, especialmente el capitalismo, han servido para crear divisiones entre hombres y mujeres, sexualizando la productividad laboral. De allí es donde radica la postura de que el hombre por su fuerza natural es el encargado de abastecer de alimentos e ingresos cuantiosos el hogar. “Y la mujer, por otro lado, cumplir el rol reproductivo, doméstico, cuidador y como si fuera poco, no remunerado”, justifica disiente y enfatiza Vanessa Daza.
Y agrega:
“Ser cuidadoras y defensoras de la vida y el territorio es una condición intrínseca de las mujeres y madres. Por supuesto que lo somos; nos permite conectar con las demás personas y con ello apadrinarnos de otras situaciones. La mentira del sistema capitalista y patriarcal es hacernos creer natural y cotidiano que es un rol completamente nuestro, cuando es de todos los seres vivos velar por la preservación de natura. Que, en términos materiales, es una postura en demasía colonialista que condena de igual modo al hombre blanco occidental”.
Y complementa Vanessa: “El ser humano no puede pensarse fuera y ajeno de la naturaleza. Es que sin ella no podemos vivir”. Así mimo, la prevalencia de natura necesita de nosotros lo seres humanos que en ese orden de ideas, expone la fragilidad de los seres vivos donde los términos cooperación y codependencia, son garantía de preservación de la vida.
Autonomía y feminismo
Como se menciona en el párrafo anterior, el término autonomía tiene que repensarse porque somos seres interdependientes. Necesitamos el uno del otro y por ende existen las sociedades, la comunidad y la política que es la lucha por alcanzar la felicidad. “Luchas, que tienen relevancia por el cuidado hacia el otro”, asevera Vanessa Daza.
“No pensemos en marchas y causas divididas, sino una correlación de luchas conjuntas”
Lo bonito de las causas son sus alianzas, aquellos lazos que permite a las comunidades sin relación alguna encontrar propósitos en común. Por ello, derrocar la cultura interpuesta de las clases sociales; esa de vivir condicionados por nuestro género, realidad económica y color de piel, es la que nos permitirá trabajar conjuntamente por nuestros recursos naturales y dejar a un lado el antropocentrismo del consumo materialista.
Ecofeminismo
Es claro que no tenemos que vivir puntualmente lo que les pasa a otras mujeres para sumarnos y apoyarlas. Lo crucial es exponer que las luchas se entrelazan, especialmente las ambientales y feministas. “Por eso el ecofeminismo llena mis días de felicidad y de color selva. Neologismo que más que estudiar la correlación de la mujer y la naturaleza, entiende la dependencia intrínseca de los seres vivos con el planeta”, comparte dichosa Vanessa Daza Castillo
¡Qué viva el ecofeminismo! Despide con tesón Sol Angy Cortés Pérez.
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