Por: Juan Sebastián Arias Palomá.
La Caída de las Águilas, es una obra de teatro enfocada en la reflexión sobre el duelo exacerbado en un territorio colombiano –El Salado, en Montes de María, Córdoba-por culpa del conflicto armado. Instaurando en el espectador, las memorias de Ezequiel (Protagonista), adentrándonos en un pueblo lleno de vida, pero sin esperanza, por la premonición del horror, la violencia y el olvido. Una jurisdicción lacerada por un sistema cruel, que victimiza a todos los que la componen.
La obra dramatizada por Casa Teatro Estudio Alcaraván, es la realidad de un campesino al regresar a su tierra natal, es trastocado por la violencia, obligándolo a vender a cada uno de los habitantes del pueblo por salvar su pellejo. Retrato de múltiples pueblos colombianos dotados en cultura, tradición, promisión, humor y diversidad; son fracturados por la guerra, desapareciéndolos.
Mauricio Flórez (Actor): Queremos poetizar y constatar en la gente la memoria histórica, para que el olvido no tenga la boca abierta y se lo trague todo. Sino que todos los actores del conflicto podamos ser partícipes de las transformaciones estructurales que el país necesita, sin segregación alguna.
Vini Rico (Actriz): El arte no es la solución, pero si una herramienta. Por eso, en las obras teatrales buscamos el reflejo de las catarsis sociales. El preguntarnos ¿Qué pasó en nuestro país? Priorizando en reflexiones y conclusiones que aporten a revivir nuestra cultura.
Álvaro Rodríguez (Actor): “La gente debe sensibilizarse” El teatro busca dar cuenta de los acontecimientos y conflictos de la humanidad. Por eso inculcamos con nuestras obras, la búsqueda constante de nuestras raíces culturales e históricas. Así, promovemos valores que permitirán rescatar las prácticas milenarias de cada región.
Paola Guarnizo (Dramaturga): Viajamos por los departamentos de Córdoba, Antioquia y Chocó visitando 5 de las 26 zonas veredales. Con el fin de llevar la memoria histórica del país, a lo largo y ancho de su territorio. Facilitándoles el duelo <a víctimas y victimarios> de enterrar sus odios y rencores, para que florezca la resiliencia y reconciliación en sus corazones.
Corolario: En la guerra, la victoria no es ni de Dios ni del Diablo; solo de la muerte.