Por María Jimena Bello-Martínez
Hoy, lunes de 19 de octubre, Camila Barón, invitada argentina al 15º Festival de Cine de Neiva Cinexcusa compartió tres momentos relevantes para entender las tramas de la desigualdad, el territorio y la lucha social desde una mirada feminista. En twitter, su nombre es @missbeiron y sus aportes intelectuales aparecen el suplemento feminista LAS 12. Camila propuso tres escenas para entender el devenir en las luchas sociales femeninas.
Viaje en tren
Una cámara muestra la ventana de un tren que atraviesa la ciudad de Buenos Aires. El personaje mira desde la ventana, observa canchas de tenis, piletas de natación, parques muy verdes intercalados con casas de chapa, niños que corren descalzos por el costado de la vía, voces de vendedores y vendedoras ambulantes y otros que piden monedas. Es una escena bastante latinoamericana.
La cámara se apaga.
El personaje entra en el aula de las Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Dos aulas: en la primera el docente explica cómo funciona la oferta y la demanda del trabajo y explica que todo aquel que quiera trabajar consigue trabajo y todo aquel que quiere trabajar será contratado. Se sugiere que el que no trabaja es porque no quiere.
En la segunda aula, con menos asistentes, se habla de un tal Marx y se habla de plusvalía debido a que el trabajo crea capital, este medio genera riquezas de las cuales se aprovecha el empresario, dando origen a la acumulación capitalista. Se entiende que la división social del trabajo es una fuente de desigualdad.
Fue en el contexto académico, donde ella aprendió los conceptos y las teorías sobre la economía y donde también se reveló desigualdad en la intervención y la participación en los espacios académicos. “Mi generación tardó en apropiarse de la división sexual del trabajo y de las fuentes de desigualdad. Pero una vez surgen estas cuestiones resulta imposible abandonarlas”, concluye Camila.
La Asamblea
Una cámara se mueve en círculo alrededor de una asamblea donde hay muchas mujeres, travestis, trans, sentadas, una al lado de la otra y planean una huelga feminista. Cada asistente lleva un pañuelo verde atado en diversas partes del cuerpo.
Camila recuerda que es el año 2018 y el Senado argentino acaba de rechazar hace pocos meses la ley que garantiza el acceso a las interrupciones voluntarias del embarazo. De esta asamblea participa Silvia Federici, una activista feminista de los años 70 que lucha por el salario doméstico en Italia y EE.UU.; Silvia está sentada frente a un mural que tiene una frase de su propia autoría: “eso que llaman amor es trabajo no pago”.
El despertar
Una pantalla emite diversas imágenes de canales internacionales sobre manifestaciones desde octubre de 2019 hasta hoy: Chile, Colombia, Haití, Bolivia, donde se rechaza el modelo neoliberal, donde se reclama por una vida que valga la pena vivir y se pide que la dignidad se vuelva costumbre.
Camila resalta la importancia de “Poner la vida en el centro” que significa luchar contra las desigualdades, los recortes de salud, la privatización, es decir poner las necesidades de la primera persona “yo” (el ciudadano) en las voces colectivas, en la tercera persona.
Reflexión
En el cierre de la conferencia, Camila Barón, recordó los aportes de Sara Ahmed en su obra “Vivir una vida Feminista”, donde la autora que habla de las vidas que merecen ser vividas y rechaza el mandato de la felicidad en un mundo de desigualdad donde prevalece el consumismo y el individualismo.