Sofía Oggioni, bióloga y directora de fotografía estuvo en Cinexcusa para hablar de las posibilidades estéticas de la luz. La charla estuvo a cargo de Diego Rojas, crítico de cine y padrino intelectual del Festival.
Por María Jimena Bello-Martínez
Sofía Oggioni es de origen libanés, hija de inmigrantes eres oriunda de Cali. Ha participado en la producción de El vuelco del cangrejo, (2010); La sirga (2012); Los hongos (2014); Niña errante (2018); y fue asistente de fotografía en El rey (2004) y en La historia del baúl rosado (2005).
Como directora de fotografía y de cámara, Sofía es artista de la luz “al principio yo me sentía como una pintora frustrada, quería el talento que tienen los pintores para hacer esas obras de arte tan bonitas. Pero luego descubrí que con la cámara se dan pinceladas bien sean sutiles, dramáticas, bruscas o suaves. La luz es un elemento con el que tú puedes pintar, es mezcla entre la ciencia y el arte porque tu materia prima simplemente son ondas de luz”, Sofía.
Relación con la cámara
“La cámara es una forma de escribir es la última escritura que se hace del guion. Es saber qué se deja por fuera, qué es bueno, qué es muy bonito o no; y además adicionaría que también uno tiene es un pequeño papel de psicólogo porque debe entender cómo tu director quiere ver su historia”, Oggioni.
La selva mexicana
El último trabajo de Sofía es un largometraje mexicano en coproducción con Colombia La selva trágica (2020) de Yulene Olaizola que pasó por el Festival de Venecia.
Al respecto, Diego Rojas señaló que “en México en selva es un equivalente a nuestra Vorágine, vemos a Sofía en unos aditamentos construidos a partir de Juncos, bejucos y guaduas para apoyar sus cámaras; realmente en toda una expedición”
Pero Sofía le quita romanticismo a la escena descrita por Diego: “Este rodaje realmente no fue así salvaje; de alguna manera incluso en el Amazonas hay más peligro. Aunque selva maya muy agresiva contamos con la ayuda de los locales. Ellos atrapan las serpientes y se las llevaban, cortaban las plantas urticarias para que nadie se hiciera daño. También teníamos comodidades como baños, buena comida”.
Lo fílmico, lo digital
“Creo que cuando empezó el cine digital, si eran mejor los tiempos pasados porque las cámaras eran muy limitadas. Tuve una experiencia en un rodaje con Rubén Mendoza en La Niña Errante. Estaba haciendo tanto calor que pusimos un pequeño ventilador detrás de la cámara como para evitar que se fuera a recalentar. Yo empecé a rodar y se nos olvidó apagar el ventilador, era un exterior. Luego todo quedó en silencio y yo empecé a oír este motorcito similar al ruido de una cámara de cine. Hasta sentí un poquito del olor químico del negativo cuando cierras la cámara. Hice flashback”, contó Sofía.
La memora fílmica
“La memoria es efímera en algún momento se borra. Esculturas de hace miles y miles de años han desaparecido por deterioro, por el fuego o las catástrofes. Nosotros no vamos a durar para siempre, un rollo, un archivo digital tampoco”.