Cacao, medio ambiente, algo de música y la voz del perdón
Por: Gustavo Patiño
Una explosiva ola de aplausos inundó el auditorio Olga Tony Vidales en la tarde del tercer día del Cinexcusa cuando ‘Kevin Salvatierra’, exguerrillero de las Farc, se dirigió con un tono franco al público y dijo “de antemano, a todas y todos los que sientan que han sido víctimas de nuestro proceder en estos 54 años de guerra, les pido perdón. De una u
otra forma todos somos víctimas de este conflicto”. ‘Kevin’, quien ahora utiliza su nombre de pila, Edilberto Arias, se reunió junto a dos excombatientes más y un funcionario del Ministerio de Ambiente para explicar el proyecto ‘Ambientes para la Paz’, que pretende generar reconciliación en los territorios a partir de la formación de campesinos y campesinas en agroecología y como preservadores del territorio.
“Hay muchos sectores que se quieren apoderar de estos espacios y nosotros queremos que sea la misma comunidad la que se empodere de estos territorios y consiste en que las trochas que utilizábamos para la movilidad se conviertan en senderos para que la gente vea y se apropie de estos paisajes y los cuiden”, afirmó posteriormente, explicando cómo el programa se convertirá en una estrategia para poner en conversación a las comunidades, organizaciones sociales y el estado y, de esta manera caminar hacia la reconciliación en el país a pesare de todas las dificultades por las que está pasando la implementación de los acuerdos de paz entre las Farc y el Gobierno Nacional.
La experiencia que fue socializada en el principal escenario de la versión 13º del Cinexcusa, se presenta como un claro ejemplo de la posibilidad de construir país por fuera de los odios y rencores, por fuera de la economía ilegal, llena de guerra.
Juan Antonio Urbano es un campesino de la zona esmeraldera de Boyacá que hace unos años se juntó con otros campesinos de su mismo territorio y que estaban consientes como él de que la guerra entre esmeralderos o el narcotráfico no los iba a llevar a ningún lado, por lo que iniciaron un proceso de sustitución de cultivos, “nos liberamos de ese sentimiento de echarle la culpa a alguien, esa disculpa tonta donde el alcalde, el líder es de la culpa, eso no permite que asumamos nuestro propio destino. Nos cansamos de esperar y decidimos actuar y ahí nace ese sueño campesino donde el cacao juega un papel fundamental”, llegando articular un proceso no solo local, sino regional y nacional, llamado Distrito Chocolate, “una empresa que nos ha permitido demostrar que el cacao colombiano puede llegar al mercado internacional y competir con los productos de muchos otros países”.
Su intención, es la de construir un país en el que haya verdadera reconciliación, “asumamos con mucha más responsabilidad esa oportunidad que tenemos en el desarrollo del país”, aseguró, agregando además que, en su proceso, “las dificultades son muchas y especialmente los actores de la violencia, son las mayores dificultades, pero creo que la mayor dificultad es el desconocimiento por parte del campesino para crear empresa, cometimos muchos errores, pero aprendimos mucho”. Igualmente sentó una postura, afirmando que no importa cuántas veces quienes no desean que el país se reconcilie y se reconstruya, “quienes creen que matando a los líderes van a apaciguar el liderazgo están equivocados, cuando matan a un amigo líder a uno le da rabia y más ganas de seguir con su proceso”.
La noche llegó de la mano de los corridos prohibidos y el particular, pero concienzudo y documentado análisis de Carlos Páramo, director del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional. Con la canción ‘la banda del carro rojo’ de Taxi Orquesta, inició un repertorio que situó a los asistentes en el origen y transformación de los corridos, los corridos prohibidos y los narcocorridos, “uno de los más significativos corridos que ha podido producir la literatura nacional y universal está en la vorágine, no tiene la estructura rítmica, pero sí ideológica de un corrido, que es el corrido de Arturo Cova, tiene los elementos del corrido: el amor, el azar y la violencia”. Según el antropólogo, los corridos se caracterizan por describir el sentir popular y, a pesar de los intentos por utilizarlos como propaganda negra o de evitar que se difundan, siguen perviviendo en las clases populares, “durante las brigadas civicomilitares del general Matallana, que tuvo una sensibilidad especial por la situación cultural, se generó por parte de él la creación de canciones que hablan de las infamias de los bandoleros como estrategia de propaganda negra, peor paradójicamente lo que hizo fue perpetuarlos en la memoria, eso sigue sucediendo en los narcocorridos”.
De esta manera, esos bandoleros a los que se pretendía quitar el apoyo popular, terminaban convirtiéndose en héroes, “lo que es significativo del genero corrido es la capacidad de narrar la memoria con arreglo a unas formas narrativas. Los corridos no son la expresión estética de la cultura del narcotráfico, más bien el narcotráfico ha exacerbado al corrido. No importa si es el narcotraficante, el sicario o el esmeraldero. Más que ser el corrido la forma de contar su historia, es la forma como este permite estructurar su vida, para entender su propia historia. La gente se piensa en clave de corrido y entiende el devenir en clave de corrido”, agregó.
Y es así como, muy a pesar de la imagen que ha sido muy difundida en el país de que los corridos exaltan la vida de los delincuentes, bandoleros o narcotraficantes, para Páramo la realidad es que este deja un precepto moral para quienes lo escuchan, como una forma de decirle que si sigue la vida de quienes son los protagonistas de las historias que narra, va a encontrar la muerte igualmente, “en el corrido lo que uno suele encontrar es paradójicamente un mensaje moral, ‘del polvo se viene y al polvo se va’, no es una apología al narcotráfico, sino que está generando un mensaje de las consecuencias de este estilo de vida”.
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La mirada de Natalia Botero y la memoria en su obturador
Por: Gustavo Patiño
Por el lente de Natalia Botero han pasado casi treinta años de historias. Historias del conflicto colombiano, de despojo y desplazamiento, pero ella con su garbo lleno de la dignidad de una fotógrafa que decide qué contar, determinó hace mucho tiempo que las historias que sus fotos cuenten sean las de la memoria, para nunca olvidar, para hacer catarsis y continuar.
¿Cómo llegas a decidir que la memoria es el principal tema de tus fotografías?
Uno empieza a construir un proceso personal del sentido de hacer fotografía y en esa trayectoria comienza también a pensar lo que uno hace y en esa trayectoria el trabajo mío ha dejado de ser la fotografía de noticias, la fotografía del momento, para volverse entonces relatos de largo aliento donde hay que trabajar el tema de la memoria.
¿Pero ver tanta guerra y conflicto no te ha afectado?
La mayor afectación ha sido que llevo casi treinta años viviendo ante mis ojos el conflicto y cada vez se ve menos clara la posibilidad de que la muerte, el terror y la violencia no sean esos temas cotidianos, que se puedan dejar de hablar en el futuro, sino que se volvieron comunes. Para uno hay una cierta frustración y un cansancio moral, en vez de sanar heridas y solucionarse la situación del país antes se agudiza más y eso me ha generado una desazón profunda.
¿Por qué sigues insistiendo en tu labor?
Quería que la fotografía no se convirtiera en ese mecanismo y esa herramienta para seguir registrando ese dolor, sino que fuera la herramienta para construir esa transformación, ahí es donde me instalo yo, donde más que la herramienta mía, la fotografía se convierta en la herramienta de sanación, de perdón, de reconciliación, mas no de olvido.
¿Cómo crees que nos ha afectado el narcotráfico?
Lo que nos deja el narcotráfico es un cambio cultural muy profundo. Generó la cultura de la plata fácil, de las armas que te dan el poder por encima de cualquier otra cosa y de que ya los jóvenes viven el ‘no futuro’, pues es más fácil tener un arma y generar mucha plata que tener que gastar cinco años en una universidad. Se perdieron los valores y principios, el narcotráfico le hizo un daño inmenso al país, en la corrupción política, en las familias y las formas de vivir; no es algo que se pueda acabar tan fácil, sino que está arraigado en nosotros, en lo que somos.
En cuanto a la fotografía ¿Qué diferencia ves entre la análoga y la digital?
Siento que tuve la posibilidad de aprender la fotografía de un sistema que permite una reflexión, pensar, que te obliga a hacer, que fue el análogo, además de ser un número limitado de fotos, te pone a leer bien la luz, generar una obturación precisa y que es una edición desde la toma. El sistema digital volvió perezosa a la gente y le entorpeció la mirada, porque como mucho se resuelve en programas digitales, entonces hay un facilismo muy perverso que no permite que se construya la imagen desde lo propio que es ella.
¿Y cómo motivas a tus estudiantes a que hagan mejores fotografías?
Yo los motivo a que primero haya una conexión con ellos y con el deseo del hacer, que miren y que observen antes de obturar, para que lo que obturaron y fotografiaron sea lo que quieren hacer. Siempre los animo en que más que pensar que van a tener la fotografía de la ‘chiva’, es que tengan la fotografía buena que quieren llevar.
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Corridos Prohibidos, la narrativa del pueblo
Por: Juan Sebastián Arias Palomá.
“Los corridos son recordatorios, souvenires que reviven hechos puntuales de una sociedad”.
Luego de la Asamblea multiestamentaria de la Universidad Surcolombiana, declarándose en paro permanente indefinido a causa del déficit presupuestal de la educación pública en Colombia; dio inicio un conversatorio nutrido de mucha rítmica norteña, llanera y ranchera, denominados corridos prohibidos.
Conversatorio dirigido por Carlos Páramo, invitado por excelencia del Festival Cinexcusa en su versión 13°. Qué, a partir de la reproducción de corridos para el auditorio expectante, detalló cada composición en busca del relato que inmortalizó un suceso.
Páramo-antropólogo de la Universidad Nacional-acota que los corridos prohibidos encarnan la vida de la persona que vive en la frontera o de aquel personaje que se dedicó al mundo de la ilegalidad. Así, configura un sentido social, visibilizando a todos los actores que albergan una problemática en particular, tanto protagonistas como secundarios.
En Colombia-explica Páramo-los corridos relatan hazañas de guerrilleros liberales de la época como Guadalupe Salcedo o Dumar Aljure. Y, como precedente colombiano, el narcotráfico y la minería ilegal quedarían gravadas en cultos populares a personalidades oscuras para la historia de nuestro país. Como Pablo Escobar, Efraín González, Sangrenegra y José Gonzalo Rodríguez Gacha “El Mexicano” qué, particularmente, grababa su propia historia en corridos de antaño.
“Pensarse la vida como un corrido para entender la historia y no volver a repetirla”
Los corridos al enmarcar un suceso histórico determinado, se convierte en un juicio estético, mencionó una espectadora del evento. Qué, en efecto, Páramo validaría. Porque eficazmente el género trae a colación cada vez que se le repite, un discurso político socialmente excluido, pero que coloquialmente se acepta en el actuar diario de la población descrita.
Finalmente, mientras las luces del recinto perdían fuerza para enfocarse en la proyección de la cinta mexicana Miss Bala (exclusiva del Cinexcusa), Páramo concluye su intervención diciendo: “Los corridos no deben ser calificados como música basura, ya que, al igual que el reguetón, solo relatan y enmarcan la clase de sociedad violenta y sin escrúpulos en la cual cogió vida”.
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Víctor Gaviria y el cine que narra a los otros
Víctor Gaviria, director premiado nacional e internacionalmente y que ha sabido romper los paradigmas de la estética predispuesta por la industria del cine, está en la 13ª versión del Cinexcusa para, luego que sea proyectada su película ‘Sumas y Restas’ este martes a las 6:30 p.m, hablar de narcotráfico.
¿Cuál cree que es la diferencia entre la narconovela y las películas de Víctor Gaviria?
Yo creo que a esas novelas les falta mucha investigación del entorno y terminan poniendo de héroe a los personajes y caricaturizando al fenómeno del narcotráfico. La diferencia que hay con ‘Sumas y Restas’ es, cuando trabajo, trato de recrear el universo de la película, de la historia, eso que sobrepasa el argumento, de tal manera que la gente encuentre muchas explicaciones sociales. Uno no debe decir que es lo bueno y que es lo malo, hay que tratar de salir del maniqueísmo, y hacerlo es muy difícil, hay que hacer una gran investigación.
Cuando se muestra ese trasfondo, ¿qué es lo que se pretende?
Hay una cuestión, el foco de ‘Sumas y Restas’ no está sobre el traqueto. Lo que se busca es mostrar el proceso. El narcotráfico es un proceso social que responde a una economía clandestina, que tiene una división del trabajo, que es todo un montaje que tiene sus etapas y la existencia de un disfraz. Eso significa que la violencia que suscita el narcotráfico no depende de unos personajes como tal. Esos procesos son los que yo veo que están metidos en el filme.
¿En ‘Sumas y Restas’ qué es lo que pretende usted narrar?
Trato de mostrar con ‘Sumas y Restas’ que hubo un momento en donde la sociedad de Medellín, la legal, incluida, una sociedad ingenua, inocente, entra en relación con el narcotráfico creyendo que va a pasar una reconciliación entre las clases sociales y hay un momento de euforia porque parece que la ciudad va por fin a tener una riqueza que se va a repartir entre todo mundo, pero en el fondo lo que se crea es una economía clandestina que es terrorista y de guerra profunda, entonces lo que hace el narcotráfico es que se riega por todo el tejido social y lleva a todos los rincones de la sociedad una guerra brutal que todavía vivimos.
¿Hace falta una formación de audiencias para el cine y la televisión en Colombia?
Lo que pasa es que el público en Colombia está sometido a lo que le den y esto no le ha permitido construir una mirada para escapar en la banalización, de la insensibilidad y el mal. Lo que faltan aquí son películas donde se muestre el destino profundo de los personajes y no se convierta en un género ese fracaso profundo en que se han convertido todas esas películas y novelas. Yo lo que he intentado mostrar es que hay unas dos colombias, hay una que ha crecido en una intemperie institucional que crece sin ningún tipo de contacto con la academia ni con las instituciones de ninguna clase, crece en la calle.
¿Mostrar esa otra Colombia, esa otra ciudad, es la necesidad de mostrar al otro, al excluido?
La gente que llega a dedicar su vida y a poner en peligro su integridad en esas economías clandestinas es una gente que ha sido obligada participar de todo este movimiento, no tienen otra opción de sobrevivir, entonces esos victimarios en esas películas, que han sido catalogados como los malos, son las primeras víctimas de un estado social. La dignidad es lo primero que se pisotea y se mancilla. Un vendedor de droga está poniendo en juego su libertad, su vida; una prostituta, un cuerpo despojado de su dignidad; un drogadicto, su mente, su libertad, su dignidad, todo eso; entonces no puedes, esos pecados a los que la gente se arriesga, no los puedes criticar, sería una revictimización.
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De la coca a la cocaína: el narcotráfico como fenómeno social
Por: Gustavo Patiño
El segundo día del 13º Festival de Cine de Neiva Cinexcusa tuvo como hilo conductor el narcotráfico y las afectaciones que genera tanto social, como política, ética y económicamente. La jornada abrió con las palabras de Luz Mery Panche, líder indígena Nasa que participó activamente en la construcción de los acuerdos entre el Gobierno de Colombia y las Farc, como garante de las poblaciones que usan las coca tradicionalmente, principalmente en el componente de sustitución de cultivos conocidos como de ‘uso ilícito’. Ella, en una conversación con la profesora Ofelia Ramírez, de la Facultad de Educación de la Universidad Surcolombiana, se refirió a la diferencia entre la coca y la cocaína.
“Este es un tema de mucha importancia y mucha actualidad porque es el de la colonialidad, que a pesar de que ya no es política porque nos independizamos, sigue siendo mental, al tener una visión sobre las plantas ancestrales como la coca, criminalizándolas”, inició la profesora Ramírez.
Durante el conversatorio, previo a la proyección de ‘El Arriero’ de Guillermo Calle, Luz Mery Panche sentó una postura crítica y determinante sobre el enfoque que tiene el actual gobierno hacia la coca, sus cultivadores y quienes hacen uso tradicional de ella, “hay una criminalización en la implementación, aunque se habla de sustitución. Lo que hemos podido ver durante este año en cuanto a la implementación, es que ha cogido de sorpresa a todo el mundo y al Estado, sobre todo en los territorios se ha visto la desarticulación”, aseguró y afirmó que las políticas de erradicación, aunque pareciera que tratan de contrarrestar el fenómeno del narcotráfico, “todo depende del mercado ilícito de la coca. Si el precio baja, y es porque mucha gente está sembrando coca, entonces se inicia la erradicación a toda costa y así vuelve a subir el precio”.
En la tarde, jóvenes que hacen parte del proceso de reinserción resultado de los acuerdos con las Farc participaron de un conversatorio en el que hablaron sobre sus aspiraciones y proyectos económicos para dejar atrás la vida de la guerra, “siempre ha sido nuestro propósito dejar las armas y empezar a estar en política con ellas, siempre lo pensamos, porque la paz es un derecho. ‘Ambientes Para la Paz’ es un excelente proyecto que pretende generar una iniciativa de turismo sostenible, amigable con el ambiente, no se trata de destruir sino de convivir en armonía con la naturaleza”, afirmó uno de ellos durante la discusión, haciendo hincapié en la importancia de dejar atrás economías de la guerra, como el narcotráfico. Igualmente, una de sus compañeras habló sobre la importancia del enfoque de género, como fue construido de la mano de las mujeres farianas, campesinas y afectadas en zonas de conflicto, cómo entender el narcotráfico y las afectaciones que dejó a las mujeres que lo sufrieron y lo siguen sufriendo aún. Posterior a esta charla fue proyectada la película ‘Matar a Jesús’, que pone sobre la mesa el problema de la droga, el microtráfico y la descomposición social que trae consigo.
En la noche, Víctor Gaviria, director de ‘La Vendedora de Rosas’ y ‘Rodrigo D No Futuro’, presentó su película ‘Sumas y Restas’ que, como dijo posterior a su proyección, es el retrato de la relación que existió entre la Medellín legal y la ilegal en los años de los ochenta, “yo quería hacer una historia de esas dos ciudades, la ciudad legal que es representada por el ingeniero y la ciudad ilegal representada por el traqueto. Quería recrear esa época en la que la Medellín se encontraba en una luna de miel, todas las noches eran una fiesta y la gente de diferentes procedencias sociales llegaba y se conocía, quería narrar ese encuentro entre esos dos mundos, ese encuentro fracasado, ya que el narcotráfico es una economía ilegal llena de guerra que atraviesa todos los niveles sociales”, aseguró el reconocido director de cine.
Gaviria señaló que sus películas, más que narrar una historia, son películas de universo, donde se narra el contexto y se busca generar la comprensión por parte del espectador de lo que es el fenómeno social del que habla la película, como en el caso de ‘Sumas y Restas’ que es el narcotráfico, “es una forma de ser y estar en la sociedad, una forma excluida porque es ilegal”.
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Ciro y todos
Por: Juan Sebastián Arias Palomá.
“Mi infancia fue muy cruel, yo no tuve mamá, yo me crie solo”
Ciro Galindo-de 65 años- de piel mulata, desgastada de tanto andar con voz entrecortada y débil de tantos alaridos que tuvo que expresar en el pasado, nos cuenta que su vida ha sido un flagelo; el cual, solo Dios y por fortuna su hijo menor lo acompañan.
Tolimense (Coyaima) de nacimiento y llanero por presión-por culpa de la cruzada conservadora a liberales-es un desplazado que la Serranía de la Macarena vio como uno de sus hijos (Jhon) se perdía en sus aguas turbias; pero el conflicto armado sería el estallido de Ciro en sus vicisitudes.
Rebobina su infancia en trabajos de jornalero, granjero y mensajero por las tierras del Departamento del Meta. A pesar de no acceder a la educación, el trabajo duro lo caracterizó, ganándose el dinero para el diario vivir de una manera honrada.
Años después, conformó un hogar al lado de Anita de Galindo, proveniente del Guaviare; mujer que lo acompañaría gran parte de su vida y responsable de las plegarias que lo harían resiliente al conflicto armado. Fruto de ese amor saldrían sus hijos Jhon, Elkin y Esneider.
Elkin, también perdería su vida, abandonando a su familia por culpa de todo lo que se denomine fuerzas armados. Y peor aún, por querer un futuro mejor a kilómetros de la militancia. Tanto paramilitares y guerrilla (insurgentes), como ejército y policía (Estado), laceraron la integridad de esta familia humilde.
“Yo no quería irme pa la guerrilla. Me preguntaba qué era lo que estaba pasando y con lo de mi hermano me sentí mal, tenía ganas de quitarme la vida” —dice Esneider en Ciro y yo.
Esneider, único sobreviviente de la descendencia Galindo, qué burlando atentados propinados en Bogotá y Villavicencio por paramilitares y guerrilla; se escabulliría de la muerte, renaciendo como ave fénix para contarle a las víctimas y nuevas generaciones que la vida te da segundas oportunidades.
Finalmente, el testimonio abrumador de dos hombres-Ciro y Esneider Galindo- que lamentaron la zozobra de la guerra que desencadenó el odio entre hermanos de un mismo territorio. Acto qué, motivó su enfoque social para conformar una fundación Ciro y Todos. Propiciando la entereza de seguir adelante, siendo el aliento de nuevas generaciones de victimas que no ven la luz al final del túnel y que ellos con esperanza, regresan con una sonrisa.
Colofón:
“Al final de las historias de cine, tiene que haber esperanza. Y con Ciro y Esneider, prevalece” – Miguel Salazar (director)
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Cinexcusa: 13 años pensando el país desde el sur colombiano
Por: Gustavo Patiño
Luego de un día lleno de ajetreo, causa de los ajustes de los últimos detalles, el equipo de producción del Festival abrió las puertas del auditorio Olga Tony Vidales, en la Universidad Surcolombiana. Es el inicio de la versión número trece del festival de Cine de Neiva Cinexcusa iniciado en el 2006 y el cual tendrá, en esta oportunidad, como tema central el Narcotráfico.
El conflicto armado interno que ha vivido el país por más de seis décadas, ha encontrado en el narcotráfico un acelerante que ha complejizado aún más la guerra, convirtiéndose en una de las causas de desplazamiento, muertes y más dolor. En horas de la mañana de este lunes, Ciro Galindo y su hijo Ciro Esneider Galindo, protagonistas del documental ‘Ciro y yo’, conversaron con nuestro equipo de prensa sobre el conflicto armado, el narcotráfico, sus experiencias y, sobretodo, el perdón como herramienta fundamental para la construcción de un país en paz.
Don Ciro, un humilde campesino de tez morena y voz pausada, fue víctima de la guerrilla de las Farc, de los paramilitares y del Estado colombiano. “Yo creo que el perdón es fundamental para la reconciliación del país. Para mí es muy bonito poder ver el documental y a cada uno de los integrantes de mi familia, esto me ha ayudado a seguir adelante y entender que esto que me pasó a mí y a mi familia, sigue pasando, le sigue pasando a muchas personas (…) para mi es importante el perdón, porque así podremos avanzar en la construcción de un país mejor, yo siempre digo que perdón sí, pero olvido no, porque recordando es cómo podemos dejar de repetir”, aseguró.
Hacia las seis y cuarto de la noche, el principal escenario del Festival, el auditorio de la Universidad Surcolombiano empezó a llenarse con los asistentes a la apertura de 13° del Festival de Cine de Neiva Cinexcusa. Hacia las siete de la noche, inició el evento con las palabras del vicerrector administrativo, quien felicitó a los codirectores del festival en nombre de la rectora Nidia Guzmán Durán.
Posteriormente Hernando Flórez, codirector del Festival, reflexionó sobre el camino recorrido en estos trece años, “podría decir que el Cinexcusa es un cineclub que se convirtió en un festival, un festival que, desde el cine, quiso hablar sobre la actualidad del país. Trece versiones después, somos un festival que piensa la realidad del país desde el sur colombiano. En esta versión número trece decidimos poner sobre la mesa un tema polémico pero necesario para entender la realidad del país: el Narcotráfico. Todos los invitados, artistas y académicos estarán discutiendo este tema y las implicaciones que tiene en la realidad colombiana, los invitamos a ustedes para que participen con nosotros y estén en las discusiones” apuntó.
Luego de las palabras de Hernando, inició la proyección del documental ‘Ciro y Yo’, un íntimo retrato de la familia de Ciro Galindo, narrado en primera persona por el director del film, Miguel Salazar, don Ciro y su hijo Ciro Esneider. En el audiovisual, los asistentes pudieron escuchar de la voz de Miguel, Ciro y su hijo, el horror de la guerra en blanco y negro, sin importar quién es el victimario y cuál es su color político. Sin embargo, el testimonio de los Galindo va más allá del sufrimiento de la guerra en carne propia, habla de la esperanza a toda costa, a pesar de cualquier dificultad, “hemos tenido la oportunidad de ser escuchados, de que nos vean y vean el documental en todo el país”, afirmó Esneider en horas de la mañana de este lunes, “queremos ayudar a otras personas que pasaron y están pasando por lo que nosotros pasamos, por eso estamos haciendo una fundación para ayudar, al principio en los llanos, pero ya por todo el país, una fundación que se llama Ciro y Todos”.
Luego de una ovación de pie que duró un minuto, don Ciro y Esneider se dispusieron a conversar con Luis Fernando Pacheco, director de la Oficina de Paz y Derechos Humanos de la Alcaldía de Neiva. Es sorprendente como, a pesar de ser víctima de la guerrilla y haber sido revictimizado por los paramilitares y el Estado, las palabras de don Ciro, pausadas y llenas de emoción luego de ver el documental, son palabras esperanzadoras, “es triste para mí, todavía no lo supero, pero me da una alegría muy grande el acompañamiento de Colombia y del mundo entero, porque este documental le está dando la vuelta al mundo, es algo que me llena de mucha alegría, porque con ver el documental sé que estoy haciendo un aporte muy grande porque nosotros como población civil tenemos que insistir y quitarle el argumento a quienes por la vía de las armas creen que se hacen las cosas. Esto no va a ser mañana ni pasado mañana, pero sí tenemos que luchar para que acabe esta guerra sin sentido y que nuestros niños no tengan que volverla a sufrir. No me queda sino agradecerles muchísimo a ustedes el acompañamiento y decirles que vamos pa’ lante”, aseguró.
El testimonio de don Ciro y su hijo, sus vidas, y lo que va a ser de ellas de ahora en adelante, se convierte en insumo para que podamos ver hacia nosotros mismos como país, comprendamos lo que significa de verdad la guerra y por qué debemos avanzar.
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Selección Oficial Competencia Nacional de Cortometrajes
Este año la convocatoria recibió 80 trabajos de todas las regiones del país. Los nombres de los ganadores se conocerán el viernes 26 octubre durante la clausura del Cinexcusa.
Esta semana el pre-jurado de la Competencia Nacional de Cortometrajes dio a conocer los 18 trabajos que competirán por los premios a Mejor Documental y Mejor Ficción. Todas las obras serán proyectadas en el 13º Festival de Cine de Neiva Cinexcusa del 22 al 26 de octubre. Los dos ganadores se darán a conocer en el cierre del Festival y cada uno recibirá un premio de $1.000.000 (mcte) y un diploma firmado por la organización del evento.
“La Competencia Nacional de Cortometrajes es una apuesta por la realización en todo el país. Además, es una de las secciones que más apreciamos porque es donde se ven más claramente las apuestas estéticas y narrativas de los nuevos realizadores colombianos. Este año la preselección fue muy exigente, recibimos trabajos de muy buena calidad y de todo el país: Antioquia, Atlántico, Santander, Meta y por supuesto Huila”, compartió Luis Manrique, co-director del Festival.
Los ganadores de la competencia serán elegidos por un jurado integrado por Augusto Bernal, Armando Russi y Jerónimo Rivera. Russi es profesor de teoría e historia del cine, es conductor del programa Alucine en UN Radio y experto en cine alemán y brasilero. Bernal es sociólogo, crítico de cine y fundador de la Escuela Black María. También es profesor en universidades como la Nacional, Los Andes y Externado. Rivera es crítico de cine y profesor universitario. Es Especialista en Dirección Escénica para Cine y TV de la Escuela de Cine de San Antonio de Los Baños (Cuba), y Magister en Educación de la Universidad Javeriana.
Esta es la lista completa de seleccionados:
Categoría Documental:
En el patio (Antioquia)
Encantos, la magia del páramo (Santander)
Ell@s (Atlántico)
La pata (Nariño)
Pescador (Guajira)
Reconocer (Valle del Cauca)
Tierra ajena (Cundinamarca)
Voces del olvido (Huila)
Categoría Ficción:
Buena actitud (Huila)
Buena fe (Cundinamarca)
Color madera (Boyacá)
Era (Huila)
El cuatro – Caminando entre cuerdas (Meta)
La hoguera (Caldas)
Se vale soñar (Cauca)
Skai (San Andrés)
U.P.A (Cundinamarca)
Vital (Huila)
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ABIERTA CONVOCATORIA CORTOMETRAJES 2018
Hasta el 18 de agosto estará abierta la convocatoria de la Competencia Nacional de Cortometrajes 2018. Todos los realizadores audiovisuales de Colombia pueden postular sus trabajos producidos en los últimos dos años. Se recibirán cortometrajes (entre 1 y 10 minutos) en las categorías ficción o documental (Incluido animación).
Los cortometrajes serán exhibidos durante el Cinexcusa. Un jurado compuesto por 3 personas que correspondan al área audiovisual determinará el ganador en cada categoría. Cada cortometraje ganador en cada categoría recibirá un millón de pesos mcte ($1.000.000).
El Cinexcusa 2018 se realizará del 22 al 26 de octubre en trece escenarios públicos. Tendrá más de treinta actividades académicas entre conferencias, conversatorios y proyecciones. Participarán más de 20 intelectuales y académicos de distintos campos del conocimiento.
Todas las actividades del Festival son de entrada libre y gratuita.
La exhibición de los Cortometrajes Seleccionados se llevará a cabo en:
Auditorio Olga Tony Vidales – Universidad Surcolombiana – Sede Central
Cuándo: 22 al 26 de octubre
Hora: 8:00 a.m. / 2:00 p.m. / 6:00 p.m.
ATENCIÓN: Para participar, descargue y lea atentamente la siguiente información:
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Medioambiente, cine y teatro en el cierre del Cinexcusa
Medioambiente, cine y teatro en el cierre del Cinexcusa
La reflexión sobre el papel del medioambiente y las preocupaciones frente a él en el posconflicto, el cine en la construcción de memoria y el teatro como espejo para la humanizar el posacuerdo, fueron los temas con los que finalizó la 12° versión del Festival de Cine de Neiva Cinexcusa.
Por: Gustavo Patiño
La apertura del día estuvo a cargo de Olmedo Polanco, Comunicador Social y Periodista e Historiador, quien en una charla amena con Germán Darío Rodríguez, Gerente de Aguas del Huila; y Hernando Ruíz, Gerente de Electrohuila, indagó sobre los retos del departamento del Huila y la región surcolombiana en el posacuerdo desde la perspectiva del medioambiente. El conversatorio contó con la participación de estudiantes de diferentes colegios, quienes manifestaron a los ponentes sus preocupaciones sobre este tema y el desarrollo económico del departamento y la región.
“Hoy por hoy estamos viendo inversiones que se hicieron con recursos públicos en un momento determinado sin tener en cuenta la importancia del componente ambiental, el cambio climático, por ejemplo, hoy tenemos sistemas de bocatomas que en época de verano reducen su caudal y cuando estamos en invierno, ante las crecientes, son arrasadas por los caudales, se nota la falta de una política ambiental”, apuntó el gerente de Aguas del Huila. “Yo creo que el problema del desarrollo integral en el país parte de los errores que se han cometido en la dualidad urbano rural, ha habido una generación, la clase política se acostumbró a creer que el voto estaba en la ciudad y no en el campo, por eso las políticas se han desarrollado más en las ciudades que en el campo y ahora tenemos las dificultades ambientales allá”, agregó Hernando Ruíz.
‘Hay que formar públicos’: Camilo de la Cruz
Antes de que fuera proyectada la película ‘La semilla del silencio’ Camilo de la Cruz compartió en un conversatorio con Edinson Bolaños, periodista de El Espectador, hablando sobre el proceso de construcción de la película, los factores que generaron su inspiración y el problema con la producción de cine colombiana, “aunque me apoyé en una realidad del país, lo que quería hacer era una película de género y las cosas que suceden en el género, allí se encuentra el espionaje, todo lo que uno encuentra en la película, que haya habido algún elemento en la trama que tenga que ver con la realidad colombiana, es otra cosa”, afirmó de la Cruz cuando fue indagado por los factores que influyeron en la inspiración para la película.
Frente a las dificultades del cine colombiano en las taquillas y los medios al interior del país, “yo creo que hay varias situaciones para que el buen cine colombiano no sea tan popular en nuestro país, también hay algunos medios y sectores a los que no les interesa que películas como esta sean vistas en la televisión”, afirmó De la Cruz, “en Colombia hay una falta de formación de público, las películas colombianas a las que va más la gente a cine es a las de humor, es formación desde las escuelas y colegios para que las personas de aprender a valorar esto”, enfatizó.
Al referirse sobre el rol del cine en la actualidad del posconflicto, afirmó que el rol de este es el de crear memoria, “de una u otra manera, el cine se convierte en un testimonio de la historia del país, queda como un documento para la posteridad, tiene un rol que humaniza porque nos acerca a las historias de las demás personas, de quienes han sufrido este conflicto. El arte en general, ayuda a fabricar esa memoria, porque recrea lo que ocurre, yo sí creo que el arte, aunque no tiene que estar comprometido con la memoria, pero si tiene que tocarla”.
La Usco se vistió de teatro
En el Hall de la Universidad Surcolombiana, desde las seis de la tarde se dispusieron más de 150 personas para disfrutar del cierre de nuestro 12° Festival de Cine de Neiva Cinexcusa, a cargo del Casa Teatro Estudio Alcaraván, del que hace parte Álvaro Rodríguez, uno de nuestros invitados de lujo. La obra presentada fue ‘La Caída de las Águilas’ que narra la historia de la masacre de El Salado, uno de los delitos más atroces de los paramilitares en nuestro país.
La obra, una de las diez mejores en Colombia, ha sido presentada en diversas partes del territorio nacional, incluyendo algunas zonas veredales de las Farc. “Hemos estado en lugares donde había militares, guerrilleros, gente de la ONU, personas que ni siquiera sabían qué era el teatro, ha sido una experiencia muy bonita, muy gratificante”, afirmó uno de los actores que hace parte del elenco.
La puesta en escena, de siete largos telones, y el vestuario aparentan estar empantanados, como tratando de expresar lo reprochable que fue el asesinato y desplazamiento de los habitantes de este pueblo. En medio de varias de las escenas que la componen y mientras se desarrollan los diálogos entre los personajes, se escucha el sonido de unas águilas, obligando a que los presentes en el escenario se tiraran al piso y augurando la tragedia que sobrevino sobre el pueblo.
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