Por: Juan Sebastián Arias Palomá.
Un paso adelante y con micrófono en mano, un infante de la institución Juan Sábalo High School del municipio de Garzón-academia participante en el cuarto día del Cinexcusa-toma la vocería y pregunta a Luis Miguel Rivas-invitado del Cinexcusa (vía Skype)- ¿Cómo las nuevas generaciones pueden cambiar la realidad de la cultura narco a partir de la novela o el cine?
Luis Miguel, responde que lo vital para las nuevas generaciones es florecer la semilla de la conciencia política, transformar la estética de las historias y evitar despertar la espectacularidad que refleja el narcotráfico. Ya que, la problemática radica en los escuetos procesos culturales que enaltecen la sociedad de consumo, propinando jaque mate a la cultura del progreso a través de la educación.
“El narcotráfico es un producto del capitalismo compulsivo”
Acomodándose la cabellera frecuentemente, Rivas, acota la sistematicidad de la pobre cultura regional, rebobinando que en Medellín los estereotipos son de negrilla sostenida. Por un lado, el hombre de camisa a cuadros con fino pantalón, zapatos de brillo y sombrero de palma iraca; encarna el carácter fuerte y rudo, de voz templada y chequera abrumadora. Y por el otro lado, la mujer de senos protuberantes, caderas voluptuosas, tacón alto, lunar en la boca, simboliza la coquetería en su máxima expresión. Así, seducen a una sociedad atrapada en el que dirán, menospreciando el modelo de progreso (educación) como sociedad.
“Nos preocupamos más por lo estético que lo intelectual”
Desde luego, Luis Miguel en su obra Era más grande el muerto, busca reflexionar en sus lectores el sentido de lo material como algo sobrevalorado. Tanto, que no se tiene conciencia sobre las cosas viles que llegamos hacer para conseguir dinero o vienes de lujo. Los chicos de barrio popular, media y hasta alta, piensa que el futuro es la capacidad de materializar una moto, un carro, unos tenis Nike y convivir con una mujer que robe miradas.
En síntesis, la solución está en fortalecer la educación con herramientas pedagógicas. El amor a los temas musicales, la pintura, el teatro y el cuento; son los incentivos-interactivos- con los que vinculas a un niño a conocer su realidad. El cual, interpretan su entorno, cuestionan su realidad y viven en el continuo proceso de cristalizar nuevas realidades.
“Contamos todo lo que sabemos y sabemos todo lo que contamos”
En horas de la tarde, los espectadores del Cinexcusa ya habían disfrutado de la película El Rey y se preparaban para ver Tropa de Élite. De momento, una periodista y politóloga encargada de cubrir problemáticas del sur colombiano, nos hablaría de como se deben cubrir las noticias y cual debería ser su tratamiento.
Juanita Vélez, editora de La Silla Sur-apéndice de La Silla Vacía para la región sur colombiana-cuestiona de la información de los medios tradicionales. Pues, su enfoque se ve direccionado a lo que mande la administración de turno, convirtiéndose en boletines de alta difusión.
Mujer de cabello rubio y anteojos, expuso las notas más sobresalientes que ha sacado La Silla Sur desde su instancia en el Huila (un año). Cubriendo de primera mano los acontecimientos de los departamentos como Huila, Putumayo, Caquetá etc. Siendo la voz idónea para aclarar las dudas de los presentes sobre el narcotráfico en la región.
Juanita-de Jean y tenis-con acento santafereño pronunciado, piensa qué “Duque se pegó su dosis derecha”. Congraciándose con su electorado religioso y conservador. Pero, pierde el norte de cómo debe tratar el consumo de sustancias psicoactivas para evitar el narcotráfico. Lo adecuado-para Juanita-sería implementar programas efectivos de sustitución de la hoja de coca. Cómo, por ejemplo, cooperativas que impulsen otros productos del sector alimenticio con base sostenible, industrial y empresarialmente ecológico.
Es vital-concluye Juanita- “no defender, si entender” porque muchas familias les ha tocado cultivar la hoja de coca para sobrevivir. No obstante, entra en juego la memoria histórica, traduciendo que el problema del narcotráfico es sistemático y no particular. Así, el campesino no es visto como un delincuente, sino como un ciudadano que necesita rutas de acceso a la productividad agraria.
“La violencia en Colombia no es pura, porque a través de la sangre se comunica un discurso”
Caída la tarde, después de ver la película Jardín de Amapolas, su director-Juan Carlos Melo-habló de la importancia de entender el conflicto armado como un discurso político. Para Melo, “La violencia pura hace el daño sin tener que exponerlo al escarmiento público; en cambio, cuando se viraliza el acto dantesco del conflicto, se comunica una inconformidad o problema sistemático de la sociedad”.
Melo-en voz pausada y suave, característica de su Nariño del alma-asevera que el narcotráfico no es el problema general de la violencia, sino una causa. En su película, por ejemplo, describe el desplazamiento forzado de familias que solo conocen la agricultura como método de supervivencia. Lo anterior, modifica las prácticas ancestrales de esas familias, perjudicándolas. Acto que, obliga al desterrado a rebuscarse la vida de la manera más oportuna, sin importar que sea legal o ilegal su nuevo oficio, pues el hambre y techo, no dan espera.
“En Colombia no se vive, más bien se sobrevive”
Concluyendo-Melo-utiliza el lenguaje audiovisual para mostrar las distintas caras que representan las víctimas. La idea, es fomentar crítica durante toda la cinta cinematográfica, sensibilizando al observador. Así, se entiende que la salida al conflicto está evaporando la indiferencia presente en cada uno de nosotros. Siendo el amor, clave a la hora de reconstruir nuestros principios como sociedad. Y la alteridad, como instrumento que despierte sentires propios por los afectados (víctimas) y (victimarios) que busquen un viraje plagado de esperanza. Qué, por un lado, erradiquen la violencia del cartel o la ideología, y por el otro, promuevan educación de calidad, cultura universal y equidad para todos.