Por: Gustavo Patiño
El segundo día del 13º Festival de Cine de Neiva Cinexcusa tuvo como hilo conductor el narcotráfico y las afectaciones que genera tanto social, como política, ética y económicamente. La jornada abrió con las palabras de Luz Mery Panche, líder indígena Nasa que participó activamente en la construcción de los acuerdos entre el Gobierno de Colombia y las Farc, como garante de las poblaciones que usan las coca tradicionalmente, principalmente en el componente de sustitución de cultivos conocidos como de ‘uso ilícito’. Ella, en una conversación con la profesora Ofelia Ramírez, de la Facultad de Educación de la Universidad Surcolombiana, se refirió a la diferencia entre la coca y la cocaína.
“Este es un tema de mucha importancia y mucha actualidad porque es el de la colonialidad, que a pesar de que ya no es política porque nos independizamos, sigue siendo mental, al tener una visión sobre las plantas ancestrales como la coca, criminalizándolas”, inició la profesora Ramírez.
Durante el conversatorio, previo a la proyección de ‘El Arriero’ de Guillermo Calle, Luz Mery Panche sentó una postura crítica y determinante sobre el enfoque que tiene el actual gobierno hacia la coca, sus cultivadores y quienes hacen uso tradicional de ella, “hay una criminalización en la implementación, aunque se habla de sustitución. Lo que hemos podido ver durante este año en cuanto a la implementación, es que ha cogido de sorpresa a todo el mundo y al Estado, sobre todo en los territorios se ha visto la desarticulación”, aseguró y afirmó que las políticas de erradicación, aunque pareciera que tratan de contrarrestar el fenómeno del narcotráfico, “todo depende del mercado ilícito de la coca. Si el precio baja, y es porque mucha gente está sembrando coca, entonces se inicia la erradicación a toda costa y así vuelve a subir el precio”.
En la tarde, jóvenes que hacen parte del proceso de reinserción resultado de los acuerdos con las Farc participaron de un conversatorio en el que hablaron sobre sus aspiraciones y proyectos económicos para dejar atrás la vida de la guerra, “siempre ha sido nuestro propósito dejar las armas y empezar a estar en política con ellas, siempre lo pensamos, porque la paz es un derecho. ‘Ambientes Para la Paz’ es un excelente proyecto que pretende generar una iniciativa de turismo sostenible, amigable con el ambiente, no se trata de destruir sino de convivir en armonía con la naturaleza”, afirmó uno de ellos durante la discusión, haciendo hincapié en la importancia de dejar atrás economías de la guerra, como el narcotráfico. Igualmente, una de sus compañeras habló sobre la importancia del enfoque de género, como fue construido de la mano de las mujeres farianas, campesinas y afectadas en zonas de conflicto, cómo entender el narcotráfico y las afectaciones que dejó a las mujeres que lo sufrieron y lo siguen sufriendo aún. Posterior a esta charla fue proyectada la película ‘Matar a Jesús’, que pone sobre la mesa el problema de la droga, el microtráfico y la descomposición social que trae consigo.
En la noche, Víctor Gaviria, director de ‘La Vendedora de Rosas’ y ‘Rodrigo D No Futuro’, presentó su película ‘Sumas y Restas’ que, como dijo posterior a su proyección, es el retrato de la relación que existió entre la Medellín legal y la ilegal en los años de los ochenta, “yo quería hacer una historia de esas dos ciudades, la ciudad legal que es representada por el ingeniero y la ciudad ilegal representada por el traqueto. Quería recrear esa época en la que la Medellín se encontraba en una luna de miel, todas las noches eran una fiesta y la gente de diferentes procedencias sociales llegaba y se conocía, quería narrar ese encuentro entre esos dos mundos, ese encuentro fracasado, ya que el narcotráfico es una economía ilegal llena de guerra que atraviesa todos los niveles sociales”, aseguró el reconocido director de cine.
Gaviria señaló que sus películas, más que narrar una historia, son películas de universo, donde se narra el contexto y se busca generar la comprensión por parte del espectador de lo que es el fenómeno social del que habla la película, como en el caso de ‘Sumas y Restas’ que es el narcotráfico, “es una forma de ser y estar en la sociedad, una forma excluida porque es ilegal”.