En el segundo día del Festival de Cine de Neiva Cinexcusa, los asistentes pudieron reflexionar sobre el género en el posconflicto, el relevo generacional en la política colombiana y la literatura como un contra-discurso que los estados producen.
Por: Gustavo Patiño
Desde las ocho de la mañana, el Auditorio Olga Tony Vidales se llenó con estudiantes de secundaria que llegaron a participar del conversatorio de Ginna Piragauta, comunicadora social y periodista, y Victoria Sandino, miembro de la Dirección Ejecutiva del Partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común FARC y ponente del enfoque diferencial de género negociado entre el gobierno y la ahora exguerrilla en La Habana.
“Esta ha sido una lucha fuerte”, afirmó Victoria al referirse a la lucha por hablar de género al interior de las Farc, “iniciamos cuestionándonos que, a pesar de estar en condiciones de igualdad al interior de la organización, es decir, tanto mujeres como hombres cargábamos las armas y ranchábamos, al momento de tener algún cargo las mujeres no teníamos igualdad en la participación”, por eso se convirtió en un proceso “desde abajo, eso no fue una decisión desde la dirección, sino que nosotras las guerrilleras las que iniciamos la discusión, empezamos a estudiar y formarnos entre nosotras; hubo compañeros que nos decían que la discusión dividía la lucha, pero hubo otros que nos decían “háganle muchachas que ustedes tienen la razón”, pero fue en La Habana donde tuvo una grata sorpresa, “un compañero que estaba con nosotros en la discusión nos dijo: está bien, nosotros como guerrilla estamos pidiéndole perdón a las víctimas, a toda Colombia, por la guerra y las situaciones que ocurrieron en ella, pero a quién aún les debemos pedir perdón es a nuestras compañeras guerrilleras, porque no les hemos dado el papel que ellas merecen”.
Jóvenes y política ¿hay garantías para un relevo generacional?
Desde las dos de la tarde, Juan Manuel González, administrados público y militante de izquierda; Oscar Urueña, Diputado de la Asamblea Departamental huilense y Luis Fernando Pacheco, abogado y especialista en Asesoría Personal y Familiar, conversaron sobre el rol de los jóvenes y su participación política en un escenario de posconflicto.
“Si los jóvenes no comienzan a entenderse como parte de un proceso que fue necesario para pensarnos en un nuevo momento, pues sencillamente vamos caer en los mismos errores, no nos entendemos en un territorio, estamos en el barrio y es una lógica, estamos en los centros comerciales y son otras, entonces no hay un imaginario colectivo frente a lo que queremos llevar nuestras dinámicas en el territorio”, afirmó Juan Manuel. “Los jóvenes somos muy dispersos, las estructuras verticales nos cansan, cuando uno observa realmente las directivas de los partidos políticos, uno mira quienes son los que están en ellas y uno no encuentra jóvenes, no es porque no haya jóvenes dispuestos a participar en política, es porque las mismas estructuras se encargan de aislarlos”, aseguró el diputado más joven del Huila, Óscar Urueña. “Yo creo que una de las dos soluciones tiene que ser, por parte de los partidos políticos, hacer escuelas de formación para los jóvenes no para un tema ideológico de hace años, sino en el tema de hoy cómo estamos y qué tenemos que hacer para poder avanzar en torno a esto y lo segundo es que tiene que haber un mayor presupuesto en la educación, si eso no se hace, muy seguramente todos los esfuerzos serán fallidos”, agregó.
Las víctimas y la literatura
La noche llegó de la mano de las letras y la narración de la violencia en la literatura. Daniel Ferreira, escritor, ganador del Premio Clarín, reflexionó sobre el discurso de la violencia en el cine y la literatura colombiana y su experiencia al escribir ‘La balada de los bandoleros baladíes’, ‘Viaje al interior de una gota de sangre’ y ‘Rebelión de los oficios inútiles’.
“El estado es un creador de relatos, un relato que contiene un discurso que casi siempre es un discurso dominante sobre la verdad, que es una verdad por supuesto única que pretende ser monopolizada y defendida con estudios históricos o con omisiones históricas”, afirmó el escritor frente a un público juvenil, “la literatura ha sido siempre en la vida privada de los países, la historia secreta de las sociedades. Entonces si uno mira cómo evolucionó el discurso dominante del frente nacional en Colombia, puede pensar cómo la literatura respondía a esos discursos dominantes”, agregó. Igualmente, señaló que en nuestro país se creó hace mucho tiempo una corriente que se llamó ‘la literatura de la violencia’, mercantilizando y normalizando la violencia solo con fines económicos editoriales, “yo creo que se puede narrar e impactar sin necesidad de mostrar el cuerpo desmembrado, a partir de la elipsis, pero siendo explícito cuando sea necesario”.
Finalmente, frente a la posibilidad de hacer una literatura del posconflicto actual, “creo que no podríamos ver, yo no podría ver la totalidad de las situaciones actuales para poder narrar de una manera adecuada lo que está sucediendo, tal vez en unos treinta años podamos ver en retrospectiva y explicar lo que fue esto que estamos viviendo”.