Por María Jimena Bello-Martínez
Guillermo Arriaga escritor, productor y director de cine, reconocido por guiones de películas como ‘Amores perros’, ‘21 gramos’ y ‘Babel’ estuvo en la versión 15 del Festival de Cine Cinexcusa y habló sobre su pasión por la escritura, la condición humana y sobre cómo sus experiencias se han convertido en el motor de su obra. Entrevistado Winston Manrique, director de WMagazín, revista literaria española.
Un desatento muy lúcido
Desde niño, Arriaga ha sufrido de Trastorno de Déficit de Atención “mi cabeza va de un lado a otro y siempre me ha costado mucho trabajo hacer las cosas de manera lineal: de la A a la Z”. Cuando Arriaga empezó a escribir notaba que sus textos eran desordenados, pero su encuentro con Faulkner y Rulfo le hizo ver que ellos también eran escritores desarticulados, extremos y, además, se inquietaban por la condición humana.
En Retorno 201, su primer libro, que escribió a los 23 años, Guillermo afirma que siempre quiso someter la estructura a la historia y no la historia a la estructura, una lección que aprendió de Juan Rulfo y William Faulkner, pues todos los cuentos de Retorno 201 tienen una estructura diferente.
Otra influencia literaria relevante en la vida de Arriaga es William Shakespeare, pues el escritor considera que el dramaturgo inglés es el punto más alto de la literatura, un hombre de extremos. “Toda obra o creación debe estar cargada de pasión, algo que te rebasa y que tú mismo no puedes explicar por qué sucede, pero la pasión es la fuerza que mueve. La historia no se mueve sin pasión. Shakespeare es un tratado de las pasiones: envidia, poder, amor, celos que pueden conducir a lo sublime o al desastre. Si algo representa el caos humano son las pasiones que nos llevan a los extremos”.
20 años de Amores perros y el inevitable destino
Como homenaje a los 20 años que han pasado desde el estreno de la película Amores perros, Winston mostró un fragmento icónico de la película: la escena de persecución con el perro herido.
Este cruce del destino de accidentes, de choques son una constante en la obra de Guillermo. El 26 de diciembre de 1985 a las 6:17 de la mañana en un lugar rodeado de montañas, conocido como Rancho Nuevo, el conductor de la camioneta de Guillermo Arriaga se distrajo. “Yo estaba dormido y era la primera vez que no llevaba cinturón de seguridad. Caímos a un precipicio. Desperté en medio del accidente, mi cara pegó contra una piedra y tuve fracturas del rostro y la nariz. La camioneta daba vueltas y yo me preguntaba, ¿cuántas vueltas más voy a sobrevivir? Como consecuencia del accidente tuvieron que reconstruirme todos los huesos de la cara y tuve amnesia. Me empecé a obsesionar con lo que pasó antes, durante y después del accidente y esa es la estructura de Amores Perros”.
Libros que ayudan a sanar
El Salvaje es una novela con estructura propia, ritmo y fuerza en las imágenes y la narración de la obra. “Es una novela que tenía en mi cabeza desde hacía muchísimos años. Siempre quise contar la historia de mi barrio. Eso provocó mi primer libro Retorno 201. Me parece que el barrio me dio cosas y experiencias: pandillas brutales, grupos de fanáticos de ultra derecha, peleas de perros, vidas en las azoteas”.
El libro ‘El Salvaje’ se leyó en un club de lectura incentivado por Valentina, creadora del canal de youtube El Librero de Valentina. “Durante la pandemia he tenido la oportunidad de hablar con los lectores y las lectoras de Argentina, Australia, Suiza, a través de zoom, que compartieron sus pérdidas y relataron cómo el libro les ayudó a entender la muerte a aprender a sobrevivir pérdidas graves: Una madre que perdió sus tres hijitos en un accidente y una mujer que cuando murió su hermano sintió cómo el mundo se retasó 17 segundos, así como en la novela. Entonces que mi libro motive a alguien que tuvo una pérdida me conmueve y me hace sentir que vale pena crear para aliviar”.
Respecto a la novela ‘Salvar el Fuego’, premio Alfaguara, es importante señalar el epígrafe de Jean Cocteau: Si el fuego quemara mi casa, ¿qué salvaría? Salvaría el fuego. “Yo creo que Salvar el fuego es una metáfora de salvar lo más genuino que hay dentro de ti y que nadie te puede arrebatar porque cada individuo está señalado por relaciones, abandonos, sorpresas, alegrías y eso solamente es tuyo pero muchas veces nos lo tratan de arrebatar de varias maneras. Salvar el fuego significa que, aunque pierda todo, esto no me lo quitan”.
Próximo proyecto
Un grupo francés me compró los derechos de mi primera novela “Escuadrón Guillotina”. Conversó con directores como Alex de la Iglesia, Guillermo del Toro, Pedro Almodóvar para definir quién iba a dirigir el largometraje, pero el productor francés le dijo: ¿por qué no lo haces tú? Finalmente acepté hacer la adaptación y también asumir el rol de productor y director.