Escuchar a Héctor Abad Faciolince, es escuchar a la permanente persistencia de la memoria, a un hijo que amó tanto a su padre que dedicó un libro para relatar la vida de este desde sus ojos. En una conversación íntima con Winston Manrique, Héctor Abad habla de su visión sobre la vida, de la vida de su padre y de la vida misma.
Por Gustavo Patiño
La peste perpetua
Cuando fue abordado sobre su novela ‘Lo que fue presente’, Abad Faciolince habló sobre la epidemia de la violencia en Colombia: “en esa novela se dice que afuera en la ciudad está la peste, en ese momento que hace encerrar a las personas en sus casas, en el espacio íntimo, es la peste de la violencia y mi papá veía la violencia y la violencia en Colombia como un tema epidemiológico, por eso los protagonistas de esta novela se encierran a vivir, a quererse, a tener sexo, a hablar del amor, a hablar de las cosas buenas de la vida, mientras afuera impera y empeora la peste de la violencia, que nos llevó en Medellín en los años 80 y 90 a mucho encierro, un encierro de miedo el encierro de protección”.
Sin embargo, y aunque ahora vivimos en medio de una epidemia por el Covid, esa epidemia de la violencia no ha cesado, “también tenemos ahora de nuevo un recrudecimiento de la violencia, asesinato de los estudiantes que protestan porque la policía es muy violenta en Bogotá, disparos directos de la policía hacia los manifestantes, muchachos que se caen muertos, asesinados entonces a la peste del Covid se une en nuestra vieja peste de la violencia”.
‘Toca salir y gritar’
Esa epidemia de la violencia que ha persistido en nuestro país hace que, por más que el escritor quiera desconectarse y refugiarse en la cultura y la literatura, salga y de un grito, “eso me llevó también hace una semana o dos a escribir como muy desengañado sobre Colombia definiéndola mala morada del mundo. Yo no quisiera hablar de la violencia no quisiera hablar de política no quisiera hablar casi nunca de la actualidad a mí me gustaría mucho más tener una columna cultural literaria, pero a veces aquí la realidad colombiana te da unos guarapazos en la cabeza con bates y dices no puedo no decir algo, no puedo quedarme callado, que te toca salir y por lo menos pegar un grito y decir no puede ser que este país caiga en sus mismas enfermedades”.
La Realidad me dio la historia más dura
Héctor Abad reconoce que desde siempre quiso ser escritor y, gracias a lo enseñado por su madre, fue siempre muy persistente en ello, pero fue la realidad la que le dio la historia más dura, la de su padre, la que más lectores le dio, un documental y ahora una película, “a pesar de muchos fracasos y de muchos golpes he seguido haciendo lo mismo, he sido fiel a una obsesión por la edición, contar historias, encontrar en la realidad historias que valgan la pena, que se cuenten después, pero la realidad me dio la historia más dura que es la del asesinato de mi papá, yo hubiera preferido que la realidad no me diera nunca esa historia, de hecho durante 20 años solo fui capaz ver esa historia como una fábula o como una leyenda, pero después fue el libro que más lectores me dio y que luego me dio un documental con mi hija y ahora llega la película”.
Igualmente, el audiolibro se le convirtió en un volver a repasar esa historia, “lo que yo veía cuando era niño: cuatro hermanas mayores mi papá y mi mamá, un montón de viejas y mi papá de viaje, eso era yo, un niño que miraba atónito al señor y a las mujeres y esta es la imagen con que yo empiezo el libro y es por lo que era mi casa, a un montón de mujeres, había una monja, empleadas del servicio, había una que había sido niñera de mi mamá que era una viejita y mi papá que se iba de viaje muchas veces a Asia, a países lejanos a trabajar en la Organización Mundial de la Salud, en estos problemas ahora tan actuales. Entonces era ese ser entre un montón de faldas, animado, pero también atónito y apabullado por ese mujerío maravilloso que me enseñaron a hablar ya escribir y yo cuando yo escribo trato de escribir como hablan mis hermanas”.