Por: Gustavo Patiño
¿Jardín de Amapolas busca contar una historia de la gente del común en el conflicto?
La historia es sencilla, no tiene grandes pretensiones, sino que lo que trata es de acercar a un público que esté alejado de lo que vivió el país y de lo que todavía se está viviendo, porque no está superado totalmente, creo que es un paso importante.
¿La película es entonces un insumo para buscar la reconciliación?
La película se hizo en otra etapa, en otro contexto, ahora las cosas son diferentes. Entonces era hasta un poco peligroso contar estas historias poniendo a los actores del conflicto tan en evidencia, era otra época. Entonces lo que se trataba era de decir ‘aquí están pasando cosas terribles’, porque si recordamos, en esa época el conflicto no tenía la trascendencia mediática que debió haber tenido. Más bien si ahora miramos al pasado, todavía no somos capaces de dimensionarlo porque no supimos de eso.
¿‘Jardín’ tiene una postura política?
Yo creo que sí hay una postura política, nada puede ser imparcial. Desde que tú decides dónde poner la cámara estás tomando ya una postura, creo que si se está diciendo ‘está pasando esto’, ‘el conflicto es algo grande’, lo que hablábamos también de la violencia, se trataba de una violencia que sí comunicaba, que sí decía quién tenía el poder y de hecho todas estas masacres dan cuenta de ello. Tenemos que seguir reflexionando sobre lo que pasó y estar siempre pendientes de estos hechos.
¿Cree que aún hay preguntas por resolver en el país desde el cine?
Yo creo que hay más preguntas que se tienen que seguir resolviendo con más películas o con más producciones artísticas. Ahorita tenemos que saber que la paz no es solamente dejar de dispararnos, las causas que hicieron que el conflicto surgiera todavía están vivas, todavía hay que atacar esas causas para que esto no sea un eterno retorno, debe haber una justicia que tiene que ser social, no de castigo porque la última suena más a venganza y eso no cura el germen de lo que está sucediendo.